Volver la mirada a los temas conocidos, permite ahondar en el desarrollo de las ideas primarias y contribuir a tener más argumentos para vivir el presente. La frecuencia con que se expresa la ira, por ejemplo, merece tiempo, espacio, dedicación y pasión, para lograr que trascienda a ámbitos más saludables.
De esto bien sabe el director de la película IntensaMente, Pete Docter, quien con sólo ver los cambios de humor de su hija adolescente, tuvo la primera luz para llevar este importante tema a la gran pantalla. Él destaca un aspecto importante cada vez que es entrevistado, al expresar que “las emociones están hechas de energía”… y precisamente nuestro norte en Salud al día, es cuidar y velar por el buen uso de esa energía, para transformarla en bienestar.
El libro “La inteligencia emocional”, de Daniel Goleman, ofrece algunas nociones interesantes sobre este importante tema, y compartimos algunas citas de interés que pueden guiarnos a la reflexión o a la toma de decisiones al respecto:
“Cada episodio de ira añade una tensión adicional al corazón, aumentando su ritmo cardíaco y su presión sanguínea.Cuando eso se repite una y otra vez, puede causar un daño, sobre todo debido a que la turbulencia con que la sangre fluye a través de la arteria coronaria con cada latido, puede provocar microdesgarramientos en los vasos. Si su ritmo cardíaco es más rápido y su presión sanguínea más elevada porque está furioso habitualmente, superados los treinta años, eso puede conducir a la enfermedad de la arteria coronaria”.
“La ira resulta especialmente letal en aquellos que ya padecen enfermedad cardíaca”.
“Los investigadores de Yale señalan que puede no ser la ira sola la que aumenta el riesgo de muerte por enfermedad cardíaca, sino más bien la intensa emocionalidad negativa de cualquier clase, que envía regularmente a todo el organismo, ataques hormonales causados por el estrés”.
Pensar en el recorrido de nuestra sangre por el cuerpo, al momento de vivir un ataque de ira, e imaginar sus notables consecuencias, puede ser una buena jugada a nuestro favor y al de la sociedad. No en vano el autor señala que “la hostilidad es un hábito que puede modificarse”.
Y añade detalles de algunas de las emociones que transitan por la acera contraria… “Al igual que su primo cercano el optimismo, la esperanza tiene poder curativo. La gente que tiene muchas esperanzas es, como resulta comprensible, más capaz de resistir en circunstancias penosas, incluidas las dificultades médicas”.
Para ampliar un poco más el tema y entender de qué se trata la destreza emocional, es importante conocer que incluye al autoconocimiento, la identificación, expresión y manejo de sentimientos, control de los impulsos y gratificaciones demoradas, así como manejo del estrés y la ansiedad.
Una habilidad clave para el control de los impulsos es conocer la diferencia entre sentimientos y acciones, y el aprendizaje de cómo tomar mejores decisiones emocionales, mediante el control del impulso a actuar, identificando luego acciones alternativas, y las consecuencias posteriores a la acción.
Y todo empieza por el historial individual, que es precisamente donde podemos enfocar la escucha activa, y donde cada uno puede mirar(se) y explorar(se), para tomar la decisión de tener una vida con más salud y bienestar. No es tarea fácil, como tampoco lo fue para Docter, escoger cinco emociones entre más de veinte, para el guión de su película.
Teniendo en nuestras manos, la teoría sobre el impacto de nuestras emociones, cada vez se hace más conveniente, mejorar en su práctica. Como bien expresa Goleman: “la alfabetización emocional corre pareja con la formación del carácter, del desarrollo moral y de la conciencia ciudadana”.